jueves, 9 de septiembre de 2010

(sin título)

Este es el último barco que zarpa esta noche.
Es un barco de piedra y está lleno de náufragos.

Ninguno va a salvarse.


Tuvimos suerte.

martes, 22 de junio de 2010

Walking around (o quizá no... )

A veces no hay palabras. O quizá soy yo quien no las encuentra. Hoy no. Ahora no. Después de eso no.


Walking around

Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.


Walking around, de Pablo Neruda.

viernes, 4 de junio de 2010

Cualquier día en el Mekong.



Hay un pez-gato enorme debajo de la casa.
La casa sobre el agua, flotando, casi líquida.

Los niños van descalzos.
Se acercan las canoas.

Ellos lanzan sus redes.
El Mekong les aguarda.

Ella hierve el arroz, limpia el pescado.

El tiempo se detiene.
Nos dejamos vencer por este sueño, el agua nos acuna.


La foto es de Amaya García.

viernes, 21 de mayo de 2010

Suzanne...

Supongo que, a veces, la poesía nos pilla desprevenidos. La encontramos en el lugar más inesperado. Nos mira de frente, nos sacude por dentro y nos devuelve al mundo. Esta tarde buscaba en Youtube canciones que tienen un significado especial para mí. Suzanne, de Leonard Cohen, es una de ellas.

Hoy vuelvo a escucharla, y me veo de niña, en una tarde de verano perezosa... veo el sol abrasando los ladrillos rojos de la casa de enfrente, oigo el ruido de los cacharros que mi madre y mi padre friegan en la cocina y su charla y sus risas... casi casi puedo oír la respiración de mi hermano, aún un bebé, durmiendo la siesta en su cuna..
Y de fondo escucho una música que me llena de calma y una voz de hombre lenta, grave, profunda... Suzanne takes you down to her place near the river, you can hear the boats go by, you can spend the night beside her... Y siento una alegría y una nostalgia al mismo tiempo, que sólo pueden sentirse en tardes de verano como ésta...

Normalmente no suelo leer los comentarios que la gente deja en Youtube. Veo el vídeo que me interesa y ya está. Pero hoy, bajo el vídeo de Cohen, he encontrado un comentario que alguien "colgó" ahí hace cuatro meses. Al leerlo, estos recuerdos de mi infancia y otros posteriores, en los que estaba sonando esta canción, han vuelto a mí. Me tomo la libertad de traducir ese comentario y de incluirlo aquí, confiando en que a esa persona no le importará compartir sus recuerdos con los míos...

Recuerdo haber escuchado esta canción en la radio del coche, en mitad de la noche, en algún lugar de Louisiana. Todos iban dormidos, salvo papá y yo, en un largo viaje, sólo de ida, desde California a Mississippi. Era el año 1970.
Encontré esta canción por error... y todo lo que puedo decir es wow... No había escuchado esta canción desde aquella noche, hace 39 años. Nunca supe el título de la canción, ni el nombre del cantante. Hasta ahora. Es extraño, no? cómo la música puede tocarnos tan profundamente, desaparecer durante una gran parte de nuestra vida... y entonces volver para llevarnos "allí" de nuevo...

viernes, 7 de mayo de 2010

Se me ha escapado abril entre los dedos.


Andando por la calle, me doy cuenta, que son otras las calles que recorro. Son otros los olores, los sonidos, los nombres…
No tengo que esforzarme. Sólo cerrar los ojos un momento, y a veces ni siquiera, y yo ya estoy allí, regreso a casa.
Me acerco a la ventana de mi cuarto en el campus, mi compañera aún duerme.
El cristal, que se empaña con mi respiración, difumina los rostros de la gente.
Dentro, Hanna comienza a despertarse. El sol inunda el cuarto, la primavera avanza.
Se me ha escapado abril entre los dedos, se lo llevó la lluvia.

miércoles, 7 de abril de 2010

Ana no.


Aquí, hoy.

Anoche…

He vuelto a hacerme la borracha,

para que tú me creas, para que no te vayas,
he vuelto a hacer que me dejo llevar,
y que lo paso bien, que ya nada me importa
y que ya no te quiero.

Y dices que está bien esto de ser amigos,

sin esperar mañana...
Si yo también lo sé
que esto es sólo follar
y que ya no me quieres.

Y que luego te irás

y me quedaré sola
con la cama deshecha
y no sólo la cama.

Y al salir de este cuarto

en mitad de la noche,

después de haber follado

(ya no dormimos juntos porque no nos queremos)
dirás mientras te vistes – cuídate pequeñaja, cuídate, ya nos vemos.


Y te vas a esa casa
que también fue la mía
y yo me quedo
sola
y me despierto
sola.

Y fuera ya amanece

y te vas…

Y me quema la cara de vergüenza y de rabia

y me escuecen las lágrimas.

Pero yo te sonrío,

porque ya nada importa

siempre parece ayer.


La foto es de Chema Madoz.